.

.

domingo, 14 de octubre de 2012

Caminos inconexos.

Otro día más, otra sonrisa más, otro día nublado más... Hoy volvía a tocarme sentirme vacía, perdida, olvidada y alejada de todo.
Odio infinitamente seguir siendo esa niña atormentada que no sabe andar sin mojarse bajo la lluvia.
Pero, a decir verdad... ¿acaso alguien sabe?
Miro a mi alrededor y no veo más que fracasos, fracasos que te animan más que las metas conseguidas. 
No hay nada que me moleste más que perder el tiempo, pero siempre acabo dándome cuenta de que pocas veces se pierde el tiempo con algo.
Todo se te muestra tenue, y mientras intentas pasar invisible, solo consigues ser una vibrante luz marchita.
Adoro sentir el frío que te cala los huesos, entre toda esa gente falsamente cálida que no quiere más que aprovecharse de la niebla.
Tan solo me muestro intranquila ante no saber ser feliz y deambular sin rumbo con pies frágiles.
Es difícil llegar a ser lo que quieres cuando ni tú misma sabes quién eres.
Inicias un paraje con inconexos caminos de los que siempre eliges el fango. Porque te anima que nada sea increíblemente fácil.
Lo fácil no es emocionante.
Pero cuando llegas a la mitad te vas hundiendo más y más, atormentándote a ti misma tu propia existencia.
Existencia de soledad.
Soledad ante la nada.
Se unen más personas, te tienden la mano, pero no ves más allá de tu obstinación a continuar sola y acabar todo tal y como empezó.
Tus pies olvidan el barro para dar paso a otros tormentosos pero atrayentes lugares.
Pero si de verdad odio algo, no es solo que las personas me hagan cambiar de estado de ánimo, sino que hasta yo misma con mis estúpidos pensamientos lo consigue.
Y sigo animándome por cosas que no tienen sentido, que precisamente son las más interesantes.
Intentando llegar a un barrote inexistente en lo alto de una escalera.
Del que probablemente me caeré, pero, al menos, tendré césped que arrancar mientras me pregunto por qué  soy tan tremendamente idiota.
Después de todo, sigo siendo tan negativa como siempre. Pero con un mínimo matiz... sonrisas irónicas, sádicas y macabras.