.

.

viernes, 28 de febrero de 2014

Libertad.~

Todo el mundo,
desea libertad,
pero nadie
me desea a mí.
Libertad.
Anhelan libertades enjauladas en sombras
libertades disminuidas hasta la mínima expresión.
Estados de comodidad
donde se ahogan
en su propia esencia
o en su propio sinsentido,
para acabar viviendo,
malviviendo,
en su desidia.
Dementes demasiado cuerdos
encerrados
en una ridícula montaña,
creada por sueños desechados.
Deambulando por caminos inconexos
a los que llaman rutina.
Imbuyendo de triste monotonía sus vidas
dejándose llevar
por una libertad
infestada
tóxica
coartada
diluida
intransigente
desamparada hasta el olvido
congelada pero inherente.
Y olvidan,
vivir.
Sincronizan las riendas
de piedras sin alas
incrustadas en abismos.
Llaman libertad
a puños cargados de agonía,
que no les dejan
imaginar lo inimaginable.
Enraízan sus falanges
a la simpleza
de la mediocridad.
Y se preguntan
por qué, no saben, volar.
Utilizan paracaídas raídos
hasta olvidar sus utopías,
y se enfrascan en la vigilia
de días pasados en vano.
Se hunden en el barro
de sus jaulas antilibertarias,
y encriptan sus ilusiones
hasta perderlas.
Libertad,
más que una anestesia
que salvaguarda tu realidad.
Más que una luna rota
prendida por oscuridad.
Más que una utopía.
Más que una estatua.
Más que,
una maldita empresa de seguros
que encarcela tus sentidos
y disloca palabras.
Libertad.
Más que una palabra,
un nombre.
El nombre del vértigo
ante el fuego en sí.



lunes, 2 de diciembre de 2013

Antilibertadores~

Injusticia en un mundo indecente
absorbido por el odio que realiza personas
que atribuye caracteres
que cohíbe mentes libres
y reconforta su envida,
su inherente interés en destrozar los pensamientos
orden frente al caos, justo
a tiempo, a destiempo
a desalma y a infinita intrascendencia.
Gracias sin gracia.
Formidables recuerdos de impotencia,
ante oídos sordos
que escuchan sin escuchar.
Antilibertadores que omiten tu nombre
y falsean sinestesias, que golpean tu mente
destrozando tus pilares de resistencia.
Contradébiles contrafuertes,
creando plantes alternativos,
que rápidamente levantan columnas
de lodo, que se caen casi sin oponer energía.
Plenitud de luces parpadeantes
que se apagan reflejando rostros agónicos
en silencio, atemorizados,
sentidos consentidos.


sábado, 9 de noviembre de 2013

Y me miento diciendo que es timidez
cuando sólo es falta de interés
que no soy más que una gota, en una tormenta,
que carezco de puntos de mira,
y sobresalgo en puntos de riesgo.
Que miro torpemente a través de algo ficticio
que sólo es ilusión,
que anhela tristeza.
Fantaseo con recuerdos
que ni propiamente han existido
ni yo, soy, más que menos
ni habito cuerpos que nunca me han tenido
ni mentes, que nunca me han reconocido.
Envuelta en sombras, cubierta de telarañas.
Arañas y ni siquiera siento tus dedos
que crean líneas inconexas de sangre,
formando paisajes más oscuros que el café
y más esperanzadores que la luna.
Pero apago las luces
y no veo más que el reflejo del magnetismo
que olvido y recompongo.
Desidia inmanente
de no tener sentido
e inventártelo





jueves, 25 de julio de 2013

¿Qué?

En ocasiones me desmorono, me dejo llevar por el incesante influjo de malos presagios. Evito pensar que queda esperanza, que puedo vivir de ilusiones, de sueños rotos y de promesas olvidadas.

Otras, simplemente, vivo de algo meramente pequeño, algo que pasa totalmente desapercibido por el mundo, pero que crea en mí tal apreciación por la vida que puedo dejarme llevar sin pensar en el maldito tiempo que acecha a todos.

Pero esto suena demasiado típico, demasiado insustancial, demasiado perdido para ser real. Nada dura lo suficiente como para que nos conformemos.
Y como siempre, somos idiotas, nos aferramos a recuerdos, a personas, a presentimientos, una y otra vez. Destrozándonos y reconstruyéndonos continuamente.
Nada tiene sentido. ¿Y para qué sirve que lo tenga?
¿Caos? Infinitamente mejor que orden.

Y así está mi mente últimamente, destartalada, perdida entre unas cosas y otras. Deseando resurgir en un mar de tristes recuerdos. Ligada a la locura. Y mejor, si no... ¿Qué esperanzas hay?


jueves, 4 de julio de 2013

I am the architect of my own destruction~

No me gustan las cuentas atrás. Por eso pocas veces las hago. Hay números que odio y que prefiero que no me sigan persiguiendo... Pero eso no es problema de un símbolo, es problema de las personas. Así que, en este momento, puedo llegar a otra conclusión, odio a las personas.

Últimamente transito el mundo intentando no pensar demasiado, pero es odiosamente imposible.
Los malditos recuerdos se aferran a mí, sin querer dejarme vivir.
Las personas te utilizan y se van. Da igual cuantas veces te hayan dicho que estarían. Nadie. Nadie se queda.
Tú no eres más que una indigesta célula de la que abusar mientras la necesitas, que más tarde intentarás olvidar, renegando de lo que en un momento tuviste.

La veracidad de las circunstancias se pierde por segundos. Los rincones de cualquier recuerdo están llenos de amargura, antes insustancial, ahora inanimada.
No somos más que tristes presagios del anhelo, de las fluctuaciones perversas del mundo.
Nos ceñimos en únicamente llevar nuestra vida atada a fechas, números, tiempo...
Pérdida de uno mismo, que no nos lleva más que a la mediocridad, de la que tanto huimos.

...Y aquí estoy, mirando cada palabra que escribo con un nudo en la garganta, sintiéndome sola y perdida.
Hastiada, deambulando en círculos constantemente, equivocándome a más no poder. Y ni siquiera puedo romper las páginas que me marchitan. Ni siquiera puedo llorar, ni desahogarme.
Tan solo mentirme a mí misma, diciéndome que todo va bien. Con la mirada perdida, la mente ocupada y el interior vacío.



miércoles, 27 de marzo de 2013

Monster.


Ya no me apetece sentirme perdida. Ya asumo que lo estoy. En la nada. En lo que es. En lo que no es. En lo que existe. En lo que nunca existió. Tengo miedo de olvidarme de las verdaderas fauces de lo que me acecha. Buscando lo infinito, lo transpirable, lo perdurable en un mundo innecesario, entre ladridos de energía.
Rostros vacíos, miradas vidriosas, muertas, sombrías, atrapadas en un trémulo encuentro irascible.
Mis propios músculos me atrapan, oprimiéndome a más no poder. Sin dejarme respirar, haciéndome llorar.
Solo escucho silencio, ni baladas triste, ni guturales renaciendo, solo ruidos empaquetados por el incesante mundo plastificado.
Espadas de acero manchadas de sangre en cualquier leyenda legendaria.
Vasos llenos de alcohol, sin huellas, vírgenes por quien no pudo hallarlos.
Cuerpos fríos por la necesidad de agotar el hielo de los huesos por calidas pisadas.
Pensamientos retorciéndose en mi interior, ahogándome, atándome, haciéndome sangrar en lo más recóndito de mi ser.
Gritos de perversión, de furia, de libertad.
Angustiosa pérdida de uno mismo, perdurable por el ser, yendo hacia la nada.