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jueves, 4 de julio de 2013

I am the architect of my own destruction~

No me gustan las cuentas atrás. Por eso pocas veces las hago. Hay números que odio y que prefiero que no me sigan persiguiendo... Pero eso no es problema de un símbolo, es problema de las personas. Así que, en este momento, puedo llegar a otra conclusión, odio a las personas.

Últimamente transito el mundo intentando no pensar demasiado, pero es odiosamente imposible.
Los malditos recuerdos se aferran a mí, sin querer dejarme vivir.
Las personas te utilizan y se van. Da igual cuantas veces te hayan dicho que estarían. Nadie. Nadie se queda.
Tú no eres más que una indigesta célula de la que abusar mientras la necesitas, que más tarde intentarás olvidar, renegando de lo que en un momento tuviste.

La veracidad de las circunstancias se pierde por segundos. Los rincones de cualquier recuerdo están llenos de amargura, antes insustancial, ahora inanimada.
No somos más que tristes presagios del anhelo, de las fluctuaciones perversas del mundo.
Nos ceñimos en únicamente llevar nuestra vida atada a fechas, números, tiempo...
Pérdida de uno mismo, que no nos lleva más que a la mediocridad, de la que tanto huimos.

...Y aquí estoy, mirando cada palabra que escribo con un nudo en la garganta, sintiéndome sola y perdida.
Hastiada, deambulando en círculos constantemente, equivocándome a más no poder. Y ni siquiera puedo romper las páginas que me marchitan. Ni siquiera puedo llorar, ni desahogarme.
Tan solo mentirme a mí misma, diciéndome que todo va bien. Con la mirada perdida, la mente ocupada y el interior vacío.



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