.

.

domingo, 28 de agosto de 2011

Mi tierra, mi vida.

Os pongo un relato con el que gané un premio hace dos años y que creía haber perdido...

Con una ambigüedad esencial, tras la cortina resquebrajada bajo grandes escombros. Era el paraje de guerra. Los alrededores estaban sombríos, pausados, el miedo, el pánico y el terror se apiadaban de cada recóndito lugar. En una monotonía apaciguada. Destapé mis oídos poco a poco, pues no quería toparme con mi propia muerte, tan pronto.

Pero tenía miedo, mucho miedo, aunque no lo demostrara.

Salí de mi escondite, traspasé lo que quedaba de puerta, si se puede llamar así. Andaba descalzo, sobre el frío suelo cubierto de sangre y cadáveres mutilados, eran de mi gente, de los que antes me habían querido, aquellos a los que deseaba ayudar, pero no podía. La rabia, la impotencia se apiadaron de mí, pero no podía gritar, no salía mi voz, no podía correr, no tenía fuerzas. Llevaba sin comer varios días, sobrevivía, sí, pero solo por una gotera que no sabía de donde salía, probablemente de agua sucia y contaminada, pero ya no la tenía, no tenía nada, solo la vida, la poca que me quedaba. Seguía andando sin rumbo fijo, sintiendo el viento rozar mi cuerpo, solo cubierto por jirones de ropa. Me derrumbe, caí al suelo, ya sin ímpetu, sin nada que temer a aquella que no tardaría en llevarme. Mi país, mi mundo triste, son vida, inerte. Llegaba mi hora, mi muerte, sentía que mi alma me abandonaba, lenta. Mi corazón latía, débilmente, ningún músculo se mi cuerpo se movía, ni siquiera lo estimulaban soplos de aire frío, que habrán estremecido a cualquiera antaño. Pero no a mí, con catorce años de vida. Esperaba a que acabara, yo ya no creía en el llamado Dios. Había perdido la fe, aquel que pensaba que me protegía ya no lo hacía. Pero no sentía rencor, solo, quería morir y quería que mi alma viajara por lugares desconocidos para mí, cataratas escondidas, bosques frondosos, quería descubrir la paz, cosa que no había observado nunca. Mis brazos cayeron, mi cuerpo yacía, muerto, sobre la arena, pero yo ya viajaba, sobrevolaba mundos.

Al fin era libre.

3 comentarios:

  1. Increíble. Me ha gustado mucho este relato, no me extraña para nada que ganaras :)
    Espero que escribas más, me gusta mucho como escribes, como describes cada detalle para hacer llegar al lector cada sentimiento, cada palabra...
    <3
    @trainwrecksoul

    ResponderEliminar
  2. Un gran relato. Unos grandes pensamientos.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias a ambos. Me alegra que os haya gustado y seguiré publicando más relatos ^^

    ResponderEliminar